Tengo un compañero de trabajo, cuya máxima vital ha sido,
pasar desapercibido, como él dice, hay que dar el cinco, no significarse por
suspender, o por sacar sobresaliente. Vamos, una vida gris y atentatoria contra
la máxima de “que hablen de ti, por bueno o malo, pero que hablen”, pues él, lo
contrario.
Suelo hacerle las bromas de rigor, “Si estallara una bomba
nuclear moriríamos todos excepto tú y las cucarachas”, o la mucho más negra de “el
día que mueras no ira nadie a tu entierro, y tu mujer se enterara de tu muerte
meses después de producirse…”.
Nunca he sido remiso a dar mi opinión en una cuestión social o política
por peliagudo o espinoso que fuera el tema en cuestión.
No me malinterpreten, he procurado no ser
el “pajarracas” que ensalza cada reunión de amigos con sus soflamas, pero a
corta distancia si alguien me pedía o esgrimía un argumento rebatible no dude
nunca en hacerlo.
Diferente fue mi actuación respecto a las
redes sociales o este propio blog. En estos medios adopte muy a menudo un
perfil gris, como el del compañero que paradójicamente siempre censure.
¿Por qué lo hacía? Pues desde los inicios
primigenios de internet, ya vi lo que un trol podía hacer simplemente por el
placer de la discordia, o lo que discutir con alguien con pocas entendederas,
ojo, entendederas, no culto o docto, simplemente alguien que tiene capacidad de
entender unas razones, o de rebatirlas con algo más que insultos o memeces.
¿Por qué ahora lo hago o pretendo hacer? Pues
porque estos días atrás, he visto ciertos temas que me tocan de cerca (inmigración,
educación,…) en los que casi alcanzo el estado de shock, y fruto quizás de ese “knockeo”
emocional, rompí mi costumbre y entre en foros, páginas de Facebook, y hasta mi
actividad en twiter, como gloso una amiga, estaba “on fire”.
Pero, y juro que he pensado “Bah, esta situación
es tan grave como otras muchas cada día, pasa de todo”, pero, como digo, creo
que es momento de no ponerse de perfil, de no desaparecer, sino de
posicionarse, asumiendo los riesgos, aunque la bomba atómica te lleve al infierno.
Tal y como le dijeron a un célebre asesino,
a los hombres hay que matarlos de pie, no de rodillas.
¡¡¡AVE¡¡¡
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